David Fincher, después de dirigir películas notables donde la oscura fotografía que las caracteriza acompaña perfectamente lo oscuro de sus tramas, se saca de la manga esta adaptación de un cuento corto de Scott Fitzgerald. Algo pasa con los cineastas, que adaptan cuentos cortos en películas que superan largamente las dos horas y media; yo salí con la circulación de cierta parte interrumpida por tanto estar sentado.
La historia es la que sigue: nuestro protagonista nace viejo, con todos los síntomas propios de una edad avanzada, y a medida que crece su cuerpo va haciendo joven. Lo que pudo ser una alegoría de la juventud del alma, Fincher la transforma en una película romántica. Fantástica, pero romántica al fin y al cabo.
La fotografía está bien lograda, así como la ambientación. Sin embargo, para ser una película que arranca en 1918 y termina en alguna parte de la primera mitad de los 2000, hace poca referencia a los tiempos y el cómo los personajes se ven influenciados por ellos, y estamos todos de acuerdo que el siglo pasado tuvo tiempos turbulentos. En alguna parte se puede ver a los Beatles cantando en el Show de Ed Sullivan y se puede decir "Oh! es 1964" pero no sucede nada trascendente.
Vamos conociendo la historia a través de la lectura del diario de Benjamin, y a medida que nos acercamos al final de la peli vamos el prota va llegando al final de su vida. Sin embargo eché en menos algo de la sabiduría de la vida de este viejo, porque Fincher se limita a resumir la sabiduría en una frase que me hizo recordar al "Just Do It" de Nike. No deja de ser interesante el periplo de este personaje que rejuvenece a medida que se acerca a la muerte, y que tal vez por lo mismo lleva una vida que no pocos envidiarían.
Los maquillajes en la película son notables, tanto en la versión geronte (completamente destruidos), en la versión es lo que hay (destacando las arrugas naturales) como en la versión pendex (donde resalta la tersura de la piel y el rejuvenecimiento de los rasgos) de los actores, y creo que es en este aspecto que terminará destacando, puesto que aunque los actores entregan actuaciones sólidas pero no intensas, el guión reduce al mínimo la profundidad de los personajes. La extensión de la película así como algunos giros sin mayor explicación que toma la historia me hace sospechar que en algún momento, gracias a la magia (y a la capacidad) del Blu-Ray, tendremos un Director's Cut que superará las tres horas y con un poco de suerte profundice en la vida interna de Benjamin Button.
Veredicto: no se llamen a engaño, no se trata de una película acerca de las peculiaridades de vivir al revés, sino que de un amor imposible. Tampoco es necesario llevarse una provisión de pañuelos, basta con un tentempié y un lápiz japonés.
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